Independencia para el transbordo

Diario del Puerto 06/05/2016

En función de los datos estadísticos del primer trimestre del año, el Puerto de Valencia bajó en un 2,5% el tráfico de TEUs. Aún así, y ese puede que sea el gran problema, se movieron en tres meses la friolera de 1,13 millones de TEUs. Nos hemos pasado tanto tiempo soñando con alcanzar el millón de TEUs anuales, que ahora, todavía, se hace raro ver que esas cifras se superan en tres meses.

Y decíamos que quizás ese gran nivel de actividad sea un problema, porque lo que se consigue tapa lo que se podría y por tanto se debería conseguir. Una bajada del tráfico de transbordo en un 7,2%, habida cuenta que ese tipo de tráfico supone más de la mitad del total, significa una bajada brutal del moviendo de contenedores. Que los contenedores en exportación hayan crecido un 11,9% y los de importación un 7%, maquilla el muy negativo dato del transbordo. En ese tipo de tráfico, se han movido en este primer trimestre 48.453 TEUs menos que en el primer trimestre de 2015. Repasando las lecturas clásicas sobre el tráfico de transbordo, recordamos que este tráfico es el que hace que las grandes navieras toquen un puerto u otro. Con más navieras eligiendo un puerto determinado, se establecen más líneas de navegación a más destinos, con lo que ello significa de positivo para los tráficos de importación y exportación. También es cierto que para ese efecto positivo colateral hay contenedores de sobra. En Valencia, aunque se movieran la mitad de tráficos de transbordo seguiría habiendo suficientes para mantener atractivas para las navieras sus escalas. El problema, como a veces digo, sería para los estibadores y las empresas estibadoras, que son los que vivirían la mayor parte del perjuicio que supondría una bajada del tráfico de TEUs, del tipo que sea. Ocurre que es una gran pena que teniendo posicionamiento estratégico, instalaciones y tráfico de importación y exportación, no se aprovechen como hay que aprovecharlo: al máximo. Es una cuestión de independencia. De separar. El tráfico de transbordo debería de volar libre hacia los altísimos techos de actividad que le corresponden. Cientos de puestos de trabajo se podrían crear. Repito: cientos de puestos de trabajo. Cientos de familias salvadas. Con esa zanahoria bien vale moverse, por muy burro que se sea. Ha de ser constante la reflexión sobre qué pasaría si hiciéramos todo lo posible, o nos dejaran hacer todo lo posible por mantener e incrementar el transbordo, cuántos cientos de miles de contenedores más se moverían si todos los costes que se aplican al transbordo, todos, tuvieran una tarifa especial, con márgenes especiales, en función de un tráfico especial que puede dejar mucho beneficio si se mueven muchos contenedores. Y podemos hacerlo, perfectamente. Con las instalaciones presentes y futuras, con el posicionamiento geoestratégico de nuestros puertos, las cifras podrían ser de vértigo. Las instalaciones portuarias que tenemos y dónde las tenemos, nos traen un tráfico determinado de importación y exportación. Eso depende sobre todo del hinterland de cada puerto. El tráfico de transbordo depende mucho de la gestión de la comunidad portuaria de cada enclave. Se pueden hacer dos cosas: adaptar los costes a los márgenes del transbordo, o dejar que se establezca una segunda vía, una segunda marca, una marca blanca o como ustedes quieran, que sea competitiva e impida que se vaya un solo contenedor más. Da tremenda pena no desarrollar el transbordo al máximo por culpa del celtibérico axioma de «la maté porque era mía».