Belén María: símbolo eterno

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Su homenaje anual rescata la memoria de una mártir de la lucha obrera, fallecida hace 44 años, en el lugar que hoy lleva su nombre justo antes de su soterramiento

David Ojeda.

Belén María Sánchez Ojeda es el símbolo eterno de la lucha obrera de los trabajadores portuarios. Hija de estibador, falleció atropellada hace 44 años durante una movilización en pleno conflicto con el Estado frente a la privatización de los puertos. Su nombre está cargado de contenido, memoria viva de un tiempo y un lugar.

Este jueves, como cada 25 de julio –fecha en la que sucedió la tragedia–, la rotonda que lleva su nombre será el escenario del «innegociable» homenaje que los estibadores del Puerto de La Luz hacen a su memoria. Un recuerdo que se propaga por toda la red de puertos del Estado, que por un momento detienen su actividad para recordar a la «niña a la que le debemos todo».

La glorieta que regula la salida del recinto portuario y el polígono de El Sebadal es la gran protagonista de la semana, después de que el pasado lunes una excesiva comitiva política tomara la zona para dar por comenzadas las obras del soterramiento con el que se pretende descongestionar uno de los puntos más conflictivos del tráfico en la ciudad. Empezarán las obras y se desmontarán el faro y la placa que, con el nombre de Belén María grabado en letras de gran relieve hace suyo para siempre el lugar. «Este año será muy especial porque será el último, por el momento, que podamos hacer en el sitio en el que ella falleció. Supuestamente después de las obras todo volverá a su sitio», expone Maximiliano Díaz, presidente de los estibadores.Noticia relacionada

David Ojeda

Belén María fue la protagonista de un trágico suceso. Había acompañado a sus padres a la manifestación, eran días de alta tensión en el Puerto. En medio de la turba de pronto fue arrollada por un Alfa Romeo color azul con la matrícula GC-9003-C, un impacto terrible del que el conductor Antonio Herrera Antona casi no se dio cuenta mientras arrastraba durante unos 60 metros bajo su vehículo a la joven de solo 16 años de edad. Belén María falleció horas después en la UVI de la Clínica Santa Catalina.

«Para nosotros cada 25 de julio es un día muy importante. Es casi como si celebráramos el día de nuestra patrona», expone Díaz. «Desafortunadamente su muerte fue la que hizo que se garantizaran nuestros derechos laborales y evitó, en aquel momento, la privatización. Todo la presión social del momento, con la gente conmocionada por lo que sucedió, hizo que el Gobierno aflojara en su posición», argumenta el patrón de los estibadores.

Aquella mañana de julio de 1980 sigue vigente en la memoria del Puerto. El conductor continuó a los mandos de su vehículo de fabricación italiana hasta la empresa de El Sebadal en la que trabajaba como administrativo. Allí su jefe lo refugió hasta que llegó la Guardia Civil, cuentan las crónicas de la época. Fuera el ambiente estaba inflamado y tras recibir golpes en los cristales y la carrocería de su coche temió por su vida.

Todo aquello se procesa hoy de una forma distinta. La rabia y el dolor se han ido acomodando en otros sentimientos, pero la figura de Belén María sigue presente cada día entre la comunidad portuaria. «En los estibadores apenas quedan ya miembros de aquellos tiempos, se han ido retirando y muchos han fallecido. Aquella generación vivía ese recuerdo con mucho dolor, era para ellos imposible de olvidar lo que vivieron ese día. Ahora nosotros lo vemos de otra forma, pero convencidos de que le debemos todo», explica Díaz.

Este jueves la memoria de Belén María será honrada como cada año. Primero una misa en su honor en la Zona Franca. Luego, bajo el sol del mediodía, la ofrenda floral se desplegará en esa rotonda que tiene los días contados pero que les han prometido que volverá a lucir como ahora cuando finalizan las obras del soterramiento, en principio, dentro de 29 meses.

Historia presente

Conocer la historia de Belén María es para los estibadores casi tan relevante como cualquier otra de las fases de la fase de formación previa a comenzar a trabajar en el Puerto. «Acaban de comenzar a trabajar 130 jóvenes que, evidentemente, no conocían bien la historia porque a muchos les faltaban años para nacer cuando esto sucedió. Pero desde que se acercan al Puerto ya saben quién fue Belén María y lo que representa para nosotros. Y eso lo demuestra el hecho de que cada año la plantilla al completo acude tanto a la misa como a la ofrenda floral», señala con orgullo su presidente.

Esa señal de respeto trasciende al istmo de Las Palmas de Gran Canaria. Sin ir más lejos, el respeto por Belén María se instala en toda la comunidad portuaria de este rincón del Atlántico medio. En el Puerto de La Luz se detiene toda la actividad a excepción de los que trabajan con productos perecederos. Hasta Gran Canaria llegan comitivas de medio centenar de estibadores de Tenerife y otros de Lanzarote.

44 años después de su desgraciado fallecimiento, y mientras su nombre ocupa todos los titulares de la semana por otras razones, Belén María vuelve a celebrarse en la memoria colectiva de la clase obrera.